Las araucarias han sobrevivido en la cordillera costera a la intervención humana y al cambio climático. Uno de los últimos reductos de bosques se encuentra en la parte alta del Parque Nacional Nahuelbuta, a unos 1.200 metros de altura.
De los troncos y ramas de las araucarias cuelgan líquenes. Este árbol puede llegar a tener mil quinientos años de antigüedad, una altura de 50 metros y 2,5 metros de diámetro. Las araucarias que están en peligro de extinción conviven con la lenga y el raulí.
Las 6.832 hectáreas protegidas sirven de refugio a varias especies endémicas como el sapo de Barrio, el sapo de Nahuelbuta, el sapo Bullock y el zorro de Darwin. Su existencia se debe a la acción del naturalista Dillman Bullock, quien impulsó al Estado de Chile a declarar parte de la antigua hacienda Vegas Blancas como un área protegida.
El Parque Nacional Nahuelbuta cuenta con cuatro senderos que pasan por bosques nativos. Por uno de ellos se llega a un impresionante mirador en 360º desde donde se puede ver el mar y la cordillera.
Los cuatro senderos de excursión son: Piedra del Águila (de 4,5 kilómetros de largo), Cerro Anay (5 kilómetros), El Árbol o Repu-Aiwen (700 metros) y el Estero Cabrería o Pehuenco (1 kilómetro).
La principal amenaza para esta área son los incendios por lo que se recomienda no acampar, no fumar y llevar la basura que se genere a centros de acopio en las ciudades.
Si se quiere comprender la riqueza de este parque, vale la pena conocer el Museo Dillman Bullock, ubicado en la Escuela Agrícola El Vergel, a 3 kilómetros de Angol, donde hay una exposición permanente con las especies endémicas de la Cordillera de Nahuelbuta.
“Es verdad que los parques actuales tienen carencias, pero existen, y significan algo que no se puede lograr de otra forma, porque es tierra que permite que las especies caminen sobre ella” (Kristine Tompkins, La Tercera)
Localización: 36 kilómetros al noreste de la ciudad de Angol.